Poco después de conquistar la tierra firme, nuestros ancestros, los primeros tetrápodos terrestres, poseían la valiosa capacidad de regenerar los miembros perdidos en un accidente, como las patas y la cola. Ahora solo lo pueden hacer las salamandras.
Nadia Fröbisch y sus compañeros del Instituto Leibniz para la Evolución y la Biodiversidad, en Berlín, han hallado evidencias sólidas de regeneración de los miembros en unos anfibios fósiles excepcionalmente bien preservados del carbonífero tardío (hace 290 millones de años). Han presentado sus resultados en Nature.
Hasta ahora se pensaba que tanto ese tipo especial de desarrollo como la capacidad de regeneración eran innovaciones recientes de las salamandras. Los nuevos fósiles demuestran que no es así: la regeneración era una capacidad antigua que se ha perdido en todos los tetrápodos menos en las salamandras.
Los tetrápodos son la superclase a la que pertenecemos los anfibios, los reptiles, los pájaros y los mamíferos, y todos evolucionamos a partir de los peces de aletas carnosas, similares a los actuales celacantos. Nuestras piernas y brazos proceden de esas aletas, que aparecen apareadas en la misma posición del cuerpo.
La investigación del desarrollo de las patas de los tetrápodos es un ejemplo crucial de cómo la integración de los datos paleontológicos y moleculares puede aportar un nuevo entendimiento de la evolución de sistemas orgánicos esenciales.El estudio de la regeneración se considera importante no solo para la teoría evolutiva, sino también para la medicina regenerativa del futuro.
Video interesante Sobre la regeneración
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